En 1895 se conformó una colonia de suizos, a partir de la migración amparada por el Estado Nacional. Los hijos de Henriette Goye-Borgeat y Joseph Goye, asentados en Victoria, Chile, fueron los primeros helvéticos que se establecieron en la región. Ellos fueron Félix y Camilo Goye, tiempo después su hermana María y su primo Eduardo. Estos primeros pobladores con enorme esfuerzo fueron construyendo lo que hoy se conoce como Colonia Suiza.
Néstor Andrade comentó cómo y cuándo fue la llegada de su abuelo, muy pocos años después. “Se llamaba Eduardo Goye, como quedó huérfano en el Cantón de Valais sus tíos lo mandaron a buscar y se vino solo a Argentina, tenía 17 años” comenzó narrando.
Llegó a Buenos Aires y fue en tren hasta Cármen de Patagones y desde allí en carreta hasta la zona de El Boliche Viejo. “Se quedó a hacer noche pero en ese lugar se hospedaban pistoleros, hubo una pelea y una bala le pegó en la ingle”. Fue traído a Colonia Suiza pero por las heridas recibidas, debió ser llevado hasta un hospital en Puerto Montt para su recuperación, donde permaneció tres meses internado.
Lote pastoril
Una vez recuperado, Eduardo Goye se radicó en el Lote 86, lugar que le asignaron en 1907 sus abuelos luego que el gobierno argentino les concediera esas tierras a los inmigrantes para que fueran trabajadas.
Es un sector que está aproximadamente 800 metros más adelante del puente del arroyo Casa de Piedra, por el camino viejo a Catedral, acceso alternativo a Colonia Suiza. “Tengo todavía el certificado de Tierras de Nación, plantó más de 400 frutales, tenía sus ovejas, vacas y bueyes, era la condición para oficializar sus tierras”.
El lote de Eduardo comenzaba en la punta del lago cerca del camping Hueney Ruca hasta el vado viniendo para Bariloche, hasta donde actualmente está la tranquera amarilla que mucha gente toma como punto de referencia.
Luego conoció a Elisa Cretton, que tenía 15 años, se enamoraron, se casaron y tuvieron 14 hijos. “Todos trabajaban la tierra sin un día de descanso, sembraban trigo, papas, tenían cerezos, ciruelos y manzanos”.
Néstor intenta mantener presente la historia de Colonia Suiza y particularmente la de su abuelo Eduardo. “Fue una persona muy querida, falleció en 1964 cuando tenía 78 años, mi abuela partió mucho más joven, en 1956”.
A pesar de que Elisa murió cuando él tenía 6 años guarda hermosos recuerdos y tenía 14 cuando partió su abuelo. Sus primeros meses de vida fueron en Colonia Suiza y después se mudamos al lado de la casita rosada del Gutiérrez, de la familia Felley. “Nunca me voy a olvidar de los desayunos que nos preparaba, la leche recién ordeñada, dulces y tortas llenaban la mesa”.
Eduardo nunca habló bien el castellano, “pero con la mirada te decía todo, el cariño, los retos y sobre todo, el respeto pero una persona muy buena”.
Crecimiento
El crecimiento de Colonia Suiza fue muy veloz. “Cuando falleció mi abuelo ese lote se dividió entre los 14 hijos, lamentablemente la mayoría vendió, entonces se fue perdiendo la esencia y lo que es peor, nuestra historia”.
Atrás quedaron los tiempos de moler a golpes el maíz para las aves, de correr jugando entre las ovejas o intentar pescar en la costa del lago. “Me gustaría volver a vivir todo eso pero es imposible, ahora solo nos queda aprender un poco de tecnología para no quedar descolgados de la actualidad”.
Néstor armó una carpeta con fotos antiguas, textos describiendo el pasado y la documentación de esa época, incluso detalla el origen del apellido Goye. Información de una historia que sueña con mantener siempre presente.