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Una reliquia de Bariloche conocida en todo el mundo, festeja 86 años

La Modesta Victoria es una de las reliquias de nuestra ciudad y aún está en funcionamiento en excursiones lacustres. Cuenta con una rica historia y se ha convertido en una leyenda de la navegación.
Una reliquia de Bariloche conocida en todo el mundo, festeja 86 años
Fotografía por gentileza El Cordillerano.
Redacción Central
Redacción Central
Publicado en Otros Hoy 12:05:59

En 1937 se construyó en los astilleros Verchure de Amsterdam, Holanda, por encargo especial de Exequiel Bustillo, que por entonces (1937) presidía la Dirección de Parques Nacionales. Un año más tarde se transportó desarmada hasta Bariloche por barco y tren. El 10 de noviembre de 1938 se botó en un gran acto con la participación de todo el pueblo y las crónicas recuerdan que fue un día de fiesta para los habitantes.

En 1939 comenzó a ser operada por la Dirección de Parques Nacionales y desde 1969 pasó a manos de la compañía Turisur.

La Modesta es un orgullo para nuestra ciudad, cuenta con una capacidad para 300 pasajeros y está propulsada por dos motores de 350 hp cada uno. Su nombre es un homenaje a otra legendaria Modesta Victoria que surcó las aguas del Gran Lago.

El barco, único en su clase, regularmente navega rumbo al Bosque de Arrayanes y Puerto Anchorena además de realizar viajes especiales. Foto (El Cordillerano).

El barco, único en su clase, regularmente navega rumbo al Bosque de Arrayanes y Puerto Anchorena además de realizar viajes especiales y hace algunos años fue sometido a un plan general de mantenimiento.

La idea fue mantener el viejo espíritu y el tradicional linaje de un barco que tiene vida propia y que tiene capacidad para transportar hasta 300 pasajeros, impulsado por dos flamantes y modernos motores de 350 caballos de fuerza y una eslora 39 metros y una manga de 7,60.

Sus pisos originales además, fueron pulidos con aceite de teca. Se rediseñaron sus sanitarios, se lustraron y pulieron todos sus bronces y se lijaron y pintaron “a nuevo” sus interiores,  pasillos, mamparas y timonera. Toda la tapicería es flamante, igual que las barras del servicio gastronómico. El planteo logró preservar la filosofía y la historia de la embarcación.

Sin embargo, es imposible eludir las exigencias (y los beneficios) de la modernidad. La  Modesta Victoria navega protegida por un sistema de radar y de GPS de última generación y entre otros detalles, cuenta con un moderno sistema de calefacción central.

El barco, como tantas naves insignes, tiene su historia. Comparte un sitial de honor junto a otras embarcaciones que han hecho lo suyo a lo largo de mares, ríos y lagos a través de los tiempos. El Maine, el Beagle de Robert Fitz Roy y Charles Darwin, el Endeveaour de James Cook, la Santa María de Don Cristóbal, la fragata Hércules del almirante William Brown, el bergantín Halcón del gran Hipólito Bouchard o la goleta Cabo de Hornos del no menos extraordinario Luis Piedra Buena.

La Modesta Victoria ocupa un sitio de justificado honor en este pequeño (e incompleto) Parnaso de embarcaciones célebres. Casi no hay foto de la ciudad que no lo tenga en la memoria. En la Modesta Victoria han navegado presidentes, príncipes y personalidades de todos los órdenes. A través de los años se ha convertido en parte de la vida cotidiana y en patrimonio histórico de San Carlos de Bariloche y del Parque Nacional Nahuel Huapi.

La nave tiene tres cubiertas de piso de teca, herrajes de bronce y tulipas de alabastro. Posee una timonera que es única y marca toda una época de la navegación. La embarcación realiza diariamente el viaje a la Isla Victoria y el Bosque de Arrayanes, la excursión más tradicional del Parque Nacional Nahuel Huapi.

Tradicionalmente zarpa de Puerto Pañuelo y luego de una hora de navegación arriba a la Península de Quetrihue, donde se puede apreciar la magnificencia del paisaje del único bosque de arrayanes del mundo. Luego navega hacia la Isla Victoria, desembarcando en Puerto Anchorena. La Modesta Victoria aún mantiene su antiguo esplendor.

 

 

El nombre

 

El nombre Modesta Victoria, además de sus merodeos simbólicos por los arrabales de la realeza británica, parece tener, sin embargo, un origen más amoroso pero con menos glamour. Una de las versiones sugiere que hacia 1883, el teniente Eduardo O`Connor comandaba una expedición que debía llegar (como efectivamente lo hizo) hasta el cerro El Carmen; debía atravesar el Nahuel Huapi y lo hizo en una lancha (era imposible trasladar una embarcación de mayor envergadura). O´Connor fue el primero en navegar el Nahuel Huapi después de remontar el Río Negro y el Limay. Y sucede que “Modesta” se llamaba la mujer de O´Connor. Como la notable expedición del teniente fue considerada un triunfo, Victoria fue su segundo nombre.

Fuentes consultadas Revista Aire y Comunidad Náutica.