En los últimos meses, la importación de carne y menudencias porcinas ha experimentado un notable aumento del 447%, reflejado en las cifras del servicio aduanero. En septiembre, Argentina importó 2206 toneladas de estos productos, una cifra que contrasta marcadamente con las 956 toneladas de agosto y las apenas 403 toneladas reportadas en julio. Este notable incremento ha generado un interesante debate en el ámbito agropecuario local y regional.

La dinámica se explica en parte por un fenómeno de intercambio comercial con Brasil, en donde el 50% al 60% de estas importaciones corresponden a bondiola, un corte de carne que en el país vecino es considerado casi un «producto de descarte». Sin embargo, el bajo costo del dólar ha hecho esta importación más rentable para el mercado argentino, provocando un reajuste natural en los precios internos del cerdo tras un primer semestre caracterizado por valores deprimidos.

Desde el sector, hay una mezcla de opiniones respecto a las consecuencias de este fenómeno. Algunos expertos sugieren que, aunque es un riesgo para los productores locales, especialmente los pequeños, este movimiento refuerza el equilibrio del mercado en un contexto de crecimiento de las exportaciones agropecuarias. Juan Ucelli, un reconocido especialista de la consultora JLU, describió cómo este «dólar barato» en la conversión permite a los importadores adquirir bondiolas a precios que oscilan entre los $3800 y $4200 comparados con los $5800 del mercado local.

La entrada de nuevos importadores, con hasta 26 empresas activas importando desde Brasil, plantea un desafío cada vez mayor para los productores locales. Ucelli destacó que esta competencia externa puede generar una presión bajista sobre los productores nacionales, resultando en una posible disminución del precio del cerdo en pie.

Esta situación es particularmente preocupante para los pequeños productores, aquellos que, debido a sus limitaciones económicas y duras condiciones crediticias, enfrentan márgenes más reducidos y mayores costos de insumos. Según datos presentados recientemente por Ucelli, en los últimos seis años, el número de productores porcinos se redujo significativamente de 4602 a 1882, aunque la producción en sí ha aumentado, señalando una preocupante tendencia hacia la concentración en grandes establecimientos.